Proteger a los niños del sol durante los viajes

Cuando viajamos con nuestros hijos debemos tener en cuenta una amplia variedad de factores que afectan directamente sobre su seguridad y bienestar. No sólo es necesario atender a un correcto sistema de sujeción, sino que la protección de los niños tiene otras vertientes igualmente importantes.

Uno de los factores a los que debemos atender de manera especial de cara a la época de buen tiempo y a los múltiples desplazamientos y viajes que se hacen durante estas fechas es la incidencia del sol.

En primer lugar es necesario prestar atención a las horas en las que llevamos a cabo nuestro viaje. Los momentos de mayor incidencia solar, sobre todo después de comer, no suelen ser los más apropiados, fundamentalmente durante los meses de julio y agosto, debido a la elevada temperatura. Para estos casos es recomendable colocar parasoles en las ventanillas traseras, con el fin de evitar que el sol de directamente a los pequeños. Además, si éstos viajan durmiendo, les resultará más cómodo.

Por otro lado también hay que tener en cuenta el uso de gafas de sol con el fin de proteger a los niños de los rayos ultravioleta. Éstas deben ser de goma, y con materiales atóxicos, para evitar cualquier problema en el caso de que el niño se meta las gafas en la boca. Lo más recomendables es comprarlas en óptica, con el fin de contar con cristales adaptados a sus necesidades, tanto en cuanto a los materiales recomendados como en relación a los adecuados filtros protectores.

Finalmente, es necesario llevar una buena crema protectora que usemos al llegar a nuestro destino. La piel de los niños es muy sensible por lo que debemos evitar su exposición directa al sol, tanto con la crema como con sombreros y camisetas ligeras. También se necesita un factor de protección alto, para evitar posibles quemaduras solares o problemas de piel.

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